viernes, 15 de junio de 2012

Reacciones a los aditivos alimentarios

Antes de 1950, el 80 por ciento de los alimentos de consumo no eran procesados por la industria y apenas existía el concepto de supermercados. A medida que las ciudades crecieron y la demanda de los alimentos creció y se popularizó la refrigeración y los enlatados, se hizo necesario usar aditivos, tanto para la conservación de los alimentos como para hacerlos más atractivos. Estos aditivos se usan para:

• Incrementar el sabor
• Mejorar la apariencia
• Evitar cambios de color
• Estabilizar los componentes para que no se separen y los antioxidantes para que no se acidifiquen.

La mayoría de la población tolera bien los aditivos. Sin embargo, otras personas son sensibles, a veces con efectos solapados o con reacciones evidentes, como:

• Congestión nasal
• Pecho apretado
• Asma
• Picor en la piel
• Hinchazón
• Ronchas
• Dolor de cabeza
• Hiperactividad en algunos niños
• Otros síntomas

Ejemplos de algunos aditivos y conservantes comunes son:

Salicilatos: algunas frutas los contienen por un proceso natural. Otras veces son añadidos a helados, té, mermeladas y algunas especias, como la paprika y la cúrcuma (“curry”). Los salicilatos pueden ser agentes precipitantes en asma bronquial y angioedema.

Antioxidantes como el BHA, BHT y TBHQ: previenen que alimentos elaborados con aceite se vuelvan ácidos o rancios. Pueden encontrarse en carnes procesadas, galletas y algunos entremeses. Pueden dar eccema, ronchas y prurito. Se han descrito casos de pecho apretado y dificultad respiratoria.

Nitritos y nitratos: se encuentran en carnes procesadas y embutidos. Al ser vasodilatadores, suelen empeorar la migraña.

En estos tiempos, en los que la alimentación es variada y compleja, es muy raro que alimentos procesados no contengan algún aditivo. Aunque la mayor parte no parece provocar reacciones adversas, hacen falta más estudios para precisar algunas reacciones.

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