miércoles, 10 de octubre de 2012

Mayonesas light a base de aditivos naturales

Investigadores del grupo de Reología aplicada de la Universidad de Sevilla han formulado mayonesas con bajo contenido en grasas que combinan aditivos naturales y aislados de proteína de patata, en lugar de los tradicionales leche o huevo. Los expertos han obtenido la mezcla en el laboratorio y en una planta piloto para simular las condiciones que se darían en la industria.
Las mayonesas son un tipo de emulsión, es decir, un conjunto de gotas de pequeño diámetro (aceite) dispersas en un medio continuo (agua). Para evitar que la mezcla se rompa ("se corte") es necesario añadirle proteínas que le aporten estabilidad. Sin embargo, éstas, que tradicionalmente provienen de productos lácteos o yema de huevo, cumplen su función durante un tiempo corto en mayonesas light, según una nota de la Fundación Descubre. Por ello, se utilizan estabilizantes que alargan la vida útil del producto. Los investigadores utilizan para estabilizar sus emulsiones polisacáridos: biomoléculas complejas constituidas por otras más simples, es decir, un conjunto de varios sacáridos (azúcares).
En concreto, los expertos han utilizado polisacáridos naturales relacionados con el entorno andaluz, como la goma de garrofín, que se obtiene de la semilla de la algarroba, presente en la costa mediterránea. Junto a este estabilizante, que se utiliza tradicionalmente en helados, los investigadores han seleccionado el quitosano, obtenido del caparazón del cangrejo rojo americano, especie invasora de las marismas del Guadalquivir. Asimismo, añaden otros polímeros como la goma guar obtenido de las semillas de la planta del mismo nombre, de la familia de las leguminosas.
En combinación con los aditivos, los expertos añaden un aislado de proteínas de patata, como novedad frente al tradicional uso de proteínas de huevo o leche. "La elección de estas candidatas vegetales aumenta el valor añadido de subproductos de la fabricación de almidones de patata. Por otra parte, se evitan intolerancias alimentarias al huevo y la lactosa. Sin embargo, la patata necesita una 'escolta', el polisacárido, para garantizar su estabilidad. Los podemos encontrar muy cerca, ya que Andalucía tiene un potencial de producción de proteínas y polisacáridos tremendo", asevera a la Fundación Descubre el investigador principal del proyecto, José Muñoz García.
Asimismo, las emulsiones que formulan los expertos sevillanos se caracterizan por su carácter saludable al contener un porcentaje en grasas muy inferior al de las mayonesas tradicionales y productos similares, que fácilmente alcanzan un 70-80 por ciento de grasa. Además utilizan aceite de girasol alto oleico que, gracias a su elevado contenido en ácido graso monoinsaturado, es ideal para una dieta que no contribuya a elevar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. "Hasta el momento, no existen en el mercado mayonesas o similares basados en este aceite y si buscamos en la bibliografía son escasos los alimentos elaborados comerciales que lo usen", asegura el investigador.

EL PROCESO

El proyecto aplica una estrategia basada en la ingeniería del producto. Parte del estudio de los sistemas proteína/agua y polisacárido/agua. Se pasa progresivamente al estudio de sistemas proteína/polisacárido/fase acuosa. La etapa final consiste en formular y establecer las condiciones de procesado de emulsiones con una estabilidad aceptable.
De esta forma, el proyecto cuenta tanto con etapas de investigación básica como su proyección a investigación aplicada y desarrollo de nuevos productos emulsionados. "Estudiamos combinaciones novedosas de ingredientes naturales para garantizar que las emulsiones se mantengan estables durante un tiempo razonable. Para ello, es necesario combinar una formulación y un proceso de obtención adecuados. Es como definir la lista de ingredientes y establecer cómo cocinarlos, es decir, la optimización de las variables de procesado, los tiempos, las temperaturas...", explica.

Fuente: www.europapress.com

domingo, 7 de octubre de 2012

Alimentos ecológicos

Desde hace algún tiempo no es raro ver en los pasillos de nuestro supermercado una nueva sección aún desconocida para muchos: nos referimos a los artículos ecológicos. Y es que cada vez son más las personas que se preocupan de igual manera por su salud que por el medio ambiente.
Los productos orgánicos son la alternativa a los productos artificiales saturados de colorantes y conservantes que no son precisamente buenos para el cuidado de nuestra salud. Existe un consumidor que no sólo busca calidad sino que se pregunta de dónde sale ese producto, si para su obtención se han utilizado métodos contaminantes y si su producción respeta el medioambiente y el desarrollo sostenible.

Si optamos por los alimentos orgánicos conseguimos hacer desaparecer de nuestra dieta las sustancias tóxicas. Los pesticidas presentes en los alimentos producidos de modo industrial presentan niveles de pesticidas que perjudican nuestra salud. Y no sólo eso, los alimentos orgánicos siempre serán de mejor calidad debido a que la agricultura ecológica respeta los tiempos de crecimiento de la planta, de manera que el alimento siempre será más sabroso y nutritivo.

Si estamos decididos a comenzar a incorporar productos ecológicos a nuestra dieta es necesario saber identificar un producto orgánico de otro que no lo es. Los productos no ecológicos suelen ser estéticamente apetecibles, es decir, si compramos un kilo de manzanas no ecológicas, todas tienen el mismo color, el mismo tamaño e incluso un brillo no propio de la fruta. Sin embargo, los productos ecológicos son irregulares e incluso menos apetecibles a la vista que los anteriores, pero inconfundiblemente su sabor y su aroma lo delatarán como un producto ecológico.

Los productos orgánicos han debido ser cultivados y procesados por unas normas estándar que todos deben cumplir. El problema está en que debido a la globalización los alimentos que compramos pueden venir de cualquier parte del mundo, y en cada país la reglamentación sobre los alimentos ecológicos es diferente, incluso en muchos de ellos no había garantía en cuanto a la calidad del
producto como ecológico. Es por ello que nació un organismo internacional encargado de certificar y unificar la normativa en cuanto a la producción ecológica a nivel internacional: la IFOAM (Federación Internacional de Movimiento de Agricultura Ecológica).

Si bien es cierto que los alimentos ecológicos los podemos encontrar en tiendas de productos dietéticos y naturales, o en grandes superficies, la aparición de tiendas online en la que venden estos artículos cada vez son más numerosas, y además de vendernos sus productos, intentan mostrarnos cuál es su punto de vista en relación al consumo de estos productos y la repercusión de este tipo de cultivo sobre el medio ambiente.

Durante todo el artículo hemos estado hablando de alimentos ecológicos, pero el mercado se ha ampliado y ya podemos encontrar prácticamente de todo, desde alimentos hasta ropa, biocombustibles o productos cosméticos en los que no se ha experimentado con animales.
Productos ecológicos, un modo diferente de concebir la vida.

Fuente: www.comprar-en-internet.net

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Aditivos,tenemos que saber lo que comemos

Los ingerimos todos los días casi sin darnos cuenta. Pero, para algunas voces discordantes, sus beneficios alimetarios no superan a sus riesgos para nuestra salud. ¿Merece la pena ponerlos bajo sospecha?
Hubo un tiempo en el que solo se consumían productos de temporada, en el que los alimentos llegaban a nuestra mesa con el color, el sabor y el olor original, y en el que sabíamos con exactitud de qué estaba hecho aquello que nos llevábamos a la boca. Hoy podemos comprar cerezas en noviembre, tomar yogures de colores o disponer de magdalenas que permanecen esponjosas durante semanas. Todo ello es posible por obra y gracia de unos ingredientes, los aditivos alimentarios, que nos hacen la vida más fácil y el paladar más caprichoso, pero que planteannumerosos interrogantes acerca de sus efectos sobre nuestra salud.

“Desde hace ya muchos años se ha visto que existe una relación entre los aditivos alimentarios y determinados problemas de salud –explica el neuropsiquiatra Javier Aizpiri–. No se trata solo del cáncer, sino de enfermedades metabólicas, alteraciones del sistema nervioso... Estamos desprotegidos, porque cuando comemos algo no sabemos con exactitud qué nos estamos metiendo en el cuerpo. A todo eso se suma que sus nombres viene muchas veces camuflado y hace falta ser un experto para discernir qué es lo que te puede hacer daño”.

Pero vayámonos a los orígenes. Para ello, pensemos en que un alimento natural no puede conservarse más que durante un periodo corto de tiempo. Esto lo sabían bien nuestros abuelos, quienes, para prolongar la vida de los alimentos, recurrían a procesos de conservación naturales, como el secado al humo, la sal, el vinagre o las conservas. Pero estos métodos se mostraron insuficientes una vez que se desarrollaron la industria alimenticia y las grandes superficies, que necesitaban disponer de enormes cantidades de alimentos almacenados.

Y no solo hacía falta otro tipo de conservantes, sino también encontrar el modo de que determinados víveresno perdieran el sabor o el color durante los meses que permanecían a la espera de ser consumidos. De ese modo, la industria química fue ideando antioxidantes, potenciadores del sabor, edulcorantes…y, progresivamente, sustancias que tuvieran colores más originales o sabores más intensos. Buscaban atraer a nuestros sentidos y fueron surgiendo más y más aditivos. El problema, según Azpiri, es que “en estos momentos somos una sociedad muy contaminada. Como resultado, han comenzado a aparecer enfermedades propias de la alteración química: problemas de tiroides, incremento de los cánceres, aumento del Parkinson, hiperactividad infantil...”.

Etiquetas confusas

Con él coincide plenamente la activista Corinne Gouguet, autora del libro “Peligro. Los aditivos alimentarios (Ed. Obelisco), quien se pregunta “cómo hemos llegado a comer sopas, purés o postres en sobre o a olvidarnos del sabor del agua. Lo que ocurre es que, como el consumidor piensa que cualquier ingrediente que puede ser perjudicial no estaría permitido por las autoridades sanitarias, tanto él como su familia cumplen su papel: consumir”.

Gouguet se acerca así al punto clave de la discusión: efectivamente, la industria alimentaria no puede utilizar cuantos aditivos alimentarios desee; su utilización está sujeta al Reglamento (CE) 1333/2008 del Parlamento Europeo, un reglamento que establece, entre otras cosas, que un aditivo solo puede autorizarse si su uso no induce a error al consumidor. Y este es un punto polémico porque nos lleva a la cuestión del etiquetado. De acuerdo con la AESAN, “los aditivos son ingredientes y, por ello, deben figurar en el etiquetado, bien por su nombre o por su número E. De esta manera, el etiquetado proporciona información al consumidor que le va a permitir elegir o evitar consumir alimentos que tengan determinados ingredientes”.Según esto, dado que aparecen en el etiquetado, cada uno de nosotros es libre de adquirir productos que los contengan o de abstenerse de consumirlos.

Pero el asunto, advierte el dr. Aizpiri, no es tan sencillo: “El que unos vengan con el número y otros con el nombre incita a la confusión: el consumidor no tiene los suficientes conocimientos de química como para interpretar qué es la metilcelulosa o el butilhidroxianisol y si pueden tener algún efecto nocivo sobre su salud”. Por otra parte, rara vez aparece en las etiquetas el porcentaje de cada aditivo empleado en el producto en cuestión, ya que se trata de un secreto de la más alta confidencialidad y permanece bien oculto al público. Además, a menudo la lista de ingredientes se imprime en caracteres minúsculos y en un color discreto que se confunde con el del propio embalaje. Y hay productos, como el glutamato monosódico o E621, que puede esconderse bajo 30 nombres distintos.

¿100% inocuos?

Más allá de la confusión, el tema se centra en su supuesta inocuidad. Desde la AESAN se indica que los controles para proteger nuestra salud son exhaustivos y que hay una vigilancia activa. Pero esto, señala el dr. Aizpiri, “no es suficiente: la autoridad sanitaria solo exige un mínimo de investigación y por un tiempo muy corto. Además, estos trabajos suelen referirse solo al cáncer. Por ejemplo, no hay ningún trabajo, que yo conozca, de la relación entre aditivos alimentarios e hiperactividad en los niños”. El principal problema, apunta, es el de la acumulación y el de la interacción con otras sustancias: “Normalmente se investiga su efecto aislado durante un breve periodo de tiempo, pero no su efecto acumulativo a lo largo de los años y en adición al resto de tóxicos con los que convivimos. No olvidemos que, cada día, recibimos dosis y más dosis de distintos venenos–desde la contaminación ambiental a los fenoles o ftalatos–, que interaccionan entre sí, se van sumando y pueden acabar enfermándonos”. No olvidemos que un niño puede consumir hasta 100 aditivos diferentes todos los días.

Para terminar, una reflexión, de la mano de Gouget: “En general, una dosis de cualquier producto que contenga aditivos no puede provocar ninguna enfermedad grave; es con el tiempo, al ingerir una dosis tras otra, cuando una acumulación progresiva podría resultar perjudicial para la salud. Pero tenemos la posibilidad de esforzarnos y consumir menos y mejor, o bien de optar por otros productos, ya que nada ni nadie nos obliga a tomar productos químicos. Hay que aprender a desconfiar”.

Cuidado con las listas falsas
Periódicamente aparecen listas de aditivos alimentarios en las que se exponen sus posibles efectos perjudiciales. Pero muchas veces dichas listas no están hechas con el rigor sufi ciente, de modo que mezclan aditivos inocuos con otros que no lo son tanto. En este sentido, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) precisa que “están avaladas por falsos profesionales o por hospitales inexistentes, tanto españoles como europeos”. Su falsedad puede comprobarse al chequear que el E-330 fi gura como“un peligroso cancerígeno”, cuando no es más que ácido cítrico. Y los números E-125 y E-225, si bien corresponden a aditivos, fueron prohibidos en su día y no están autorizados.

Aspartamo y glutamato, en la picota
Los contrarios a la utilización indiscriminada de aditivos centran sus críticas en el aspartamo y el glutamato. Respecto al aspartamo, el dr. Morando Soffritti, del Centro de Investigación del Cáncer Cesare Maltoni (Italia), ha realizado tres tipos de experimentos en ratones y ha observado “un incremento en el número de linfomas, leucemias y tumores”.En cuanto al glutamato monosódico, el neurocirujano Russell Blaylock, señala que este aditivo no solo daña el cerebro, también otros órganos, como el corazón. Según él, si estas sustancias se prohibieran, descendería la obesidad, las enfermedades neurodegenerativas y la hiperactividad.       

Fuente: www.laverdad.es

viernes, 21 de septiembre de 2012

La UE prohibe cultivos con transgénicos pero los importa

El cultivo de organismos genéticamente modificados (OGM) en la Unión Europea es muy limitado, pero el bloque importa varios cereales transgénicos para la alimentación animal y autoriza varios OGM más como ingredientes o aditivos para preparar alimentos humanos.

Actualmente sólo se autoriza en la UE el cultivo de dos OGM: el maíz 810 de la empresa estadounidense Monsanto y la patata Amflora desarrollada por la firma alemana BASF. Algunos países, como Francia, Hungría, Luxemburgo, Grecia y Austria, han prohibido el cultivo de MON 810 en su territorio por cláusulas de salvaguardia.

En la práctica, sólo se cultiva el MON 810, en particular en España (80% de las superficies cultivadas), pero también en Portugal, República Checa o Eslovaquia. La superficie de estos cultivos es de 94.800 hectáreas. Se trata de un maíz para alimentación animal. BASF renunció al cultivo de la patata Amflora en la UE.

La UE autoriza en total 46 transgénicos, 44 de ellos para su comercialización, tras haber sido importados. Hay 26 variedades de maíz, ocho de algodón, siete de soja, tres de colza, una de papa y otra de remolacha.

Estos transgénicos importados se usan para alimentación animal y para fabricar alimentos para el hombre. Se trata, por ejemplo, de harina o sémola de maíz, aceite de soja o de colza. Estos ingredientes se pueden encontrar potencialmente en cereales para desayuno, galletitas de aperitivo, pan rallado, platos preparados, salsas, fiambres, cremas de postre, sopas, pasteles, etc. También provienen del maíz y la soja muchos aditivos alimentarios, como almidón oxidado (E1404), fosfatos de almidón (E1410, E1412 a E1414), sorbitol (E420), lecitina de soja (E322) o aceite de soja oxidado (E479b).

Según publicó Ámbito Financiero, cuando estos productos contienen más del 0,9% de transgénicos, la reglamentación de la UE impone que se señale la presencia de OGM en una etiqueta

Fuente: www.infocampo.com

jueves, 20 de septiembre de 2012

Conservantes cancerígenos

A continuación veremos la lista de algunos aditivos que pueden llegar a ser cancerígenas para nuestro organismo: Nitrito Sodio, Bromato de potasio, BHA y BHT, Propilgalato, Glutamato monosódico, Grasas trans, Aspartamo, Acesulfamato K, Colorantes de alimentos: Azul 1, 2; Rojo 3; Verde 3; Amarillo 6, Olestra, Azúcar blanca, Cloruro de sodio.

Nitrito de sodio

Utilizado para conservar productos base como la carne, con ella realzas el color y el sabor de esta. Se agrega habitualmente al tocino, jamón, fiambre de cerdo, pescado ahumado y carne en conserva para como hemos dicho antes, potenciar el color y el sabor. Este aditivo o conservante impide que las bacterias se desarrollen, pero varias investigaciones han relacionado su consumo con la aparición de algún tipo de cáncer.

Bromato de potasio

Es poco común, aunque sigue siendo legal en EEUU y lo utilizan como un aditivo para ganar volumen en harina blanca, panes y panecillos. Este bromato es causa de cáncer en animales, siendo incluso en pequeñas cantidades en el pan puede significar un riesgo para las personas.

BHA y BHT

Butilato hidroxianisole (BHA) y butilato hidroxitouleno (BHT) debemos tener mucha precaución. Son antioxidantes usados para conservar los alimentos de consumo habitual en el hogar, con el objetivo de impedir su oxidación. Estos se encuentran en cereales, chicles, patatas fritas y aceites vegetales. Además evitan que los aceites se vuelvan rancios. La posibilidad de que sean cancerígenos es muy preocupante. El Butilato hidroxianisole (BHA) y el butilato hidroxitouleno (BHT) cambia durante este proceso y puede formar un compuesto que reacciona en nuestro cuerpo. Especialistas remarcan que los aditivos no se crean para provocar el cáncer, aunque a algunos individuos, puede existir cierto riesgo.

Propilgalato

Es un conservante que se tiene que evitar. Utilizamos este para impedir que las grasas y aceites se estropeen. Se puede encontrar en los productos cárnicos, base de sopa de pollo o chicles. Aunque no se ha probado que sea cancerígeno, estuios han demostrados que podría haber una relación directa entre su uso y el cáncer en animales.

Glutamato monosódico

Es un aminoácido que se usa para realzar el sabor de las sopas, aderezar la ensalada, patatas fritas, y además alimentos congelados y comida de restaurantes. Básicamente se puede relacionar con la comida asiática y sus saborizantes. Este puede ocasionar dolores de cabezas, náuseas y en estudios realizados con animales, se vinculan con un daño neuronal en el cerebro de crías de ratones.

Grasas Trans

Integran una lista de aditivos peligrosos, ya que consumirlas en exceso puede traer problemas de corazón. Se comprobó que el consumo de estas grasas provocan enfermedades del corazón y crean condiciones ideales para el derrame cerebral, infarto de miocardio, insuficiencia renal… Con este tipo de grasas, en todos los productos, vienen en la etiqueta todas las grasas que se van a tomar.

Asparmato

Conocido por las marcas Nutrasweet y Equal, un aditivo que se encuentra en los alimentos dietéticos, además de como postres, gelatinas, mezclas como edulzurantes… .Las conclusiones presentadas por la FDA, la OMS, la ADA y la FAO revelaron que el aditivo no es peligroso

Acesulfamato K

Edulcorante artificial más nuevo que los anteriores, aprobado por la FDA en 1998 y su uso esta en los refrescos. También se puede encontrar en alimentos horneados, postres de gelatina y gomas de mascar. Aunque algunos estudios demostraron que el acesulfamato K puede causar cáncer en ratas, su inclusión en esta lista se debe a que es preciso realizar más estudios para determinar si es peligroso o no.

Colorantes en alimentos: Azul 1 y 2, Rojo 3, Verde 3 y Amarillo 6

Todavía quedan en el mercado cinco colorantes que están ligados al cáncer viendo las pruebas en animales. Por ejemplo, los azules 1 y 2 –hallados en bebidas, golosinas, productos horneados y alimento de mascotas, el rojo 3 –empleado para teñir cerezas, cóctel de frutas, caramelos y productos horneados. Al color verde 3, que se agrega a caramelos y bebidas. Si bien se usa muy poco, se lo ha vinculado al cáncer de vejiga. productos horneados y caramelos. El color amarillo 6, agregado a bebidas, salchichas, gelatinas, productos horneados y caramelos, con tumores en la glándula suprarrenal y riñones.

Olestra

Esta es una grasa sintética conocida como Olean y hallada en algunas marcas de patatas. Puede provocar diarrea fuerte, retortijones y flatulencia. Además, el hecho de que Olestra inhibe la absorción de vitaminas saludables provenientes de carotenoides liposolubles que se encuentran en frutas y vegetales y que, según se cree, reducen el riesgo de cáncer y problemas cardíacos.

Azúcar Blanca

Frutas y zanahorias tiene azúcar de manera natural, pero el problema viene cuando esta en el producto el azúcar añadido. Cereales, galletas, incluso salsas y muchos otros alimentos procesados. Demasiado azúcar no solo causa problemas con el peso, la dentadura y el nivel de azúcar en sangre en los diabéticos, también impide una buena nutrición.

Cloruro de Sodio

La sal es otro aditivo oculto que puede afectar la salud. Puede resultar peligrsa para la salud y generar trastornos cardiovasculares que causen presión alta, infarto de miocardio, derrame cerebral e insuficiencia renal.
 
Fuente: www.viviendosanos.com
 

jueves, 13 de septiembre de 2012

Los productos ecológicos, más sanos que los convencionales


¿Más seguros y más sanos, pero qué pasa con los tóxicos? ¿Por qué no se pregunta al revés?
¿Los alimentos de cultivos producidos con grandes dosis de sustancias químicas son peores para los humanos y el Planeta que los producidos de forma ecológica?

Una manzana es una manzana, y afortunadamente la forma cómo se cultiva no transforma su interior, es decir su composición nutricional y molecular. Sin embargo, en la producción convencional, a la manzana se la “viste” de un cóctel de sustancias químicas muy usado en la agricultura intensiva.

Un nuevo estudio que ha circulado mucho en los medios ha concluido que los alimentos convencionales tienen un 30% más de residuos de pesticidas que los alimentos ecológicos (1). Pero llega la parte interesante: como el “interior” es similar nutricionalmente, los titulares de los medios han sido que los alimentos ecológicos no son mejores que los convencionales. ¡Un momento, por favor!

Piensa en una fresa. Una fresa ecológica comparada con una convencional es mejor para el agricultor que la cultiva sin pesticidas tóxicos, mejor para las abejas que no se alimentan de polen contaminado, mejor para el vecindario que no se exponen a los pesticidas y a otras sustancias químicas, y por supuesto mejor para las personas que la consumen y que pueden estar seguras de que esa fresa ha crecido sin pesticidas ni fertilizantes químicos.

¿Pero es esta fresa mejor nutricionalmente?
Como muestra un prestigioso estudio , las fresas ecológicas tienen un contenido más alto en vitamina C (2), además son más dulces y más sabrosas.
Nuestra salud no se reduce, afortunadamente, a unos cuantos nutrientes en la comida, es mucho más que eso. Y digo “afortunadamente” porque también es un placer saber de dónde proceden nuestros alimentos. Las fincas ecológicas contaminan menos, son mejores para el medioambiente y mejores para los agricultores y las comunidades rurales. También supone un placer probar una diversidad de colores y olores, con frecuencia mucho más intensos en mercados locales con productos de fincas ecológicas.

También diría que la salud humana desafortunadamente no se reduce sólo a unos “nutrientes” porque la salud también tiene que ver con la forma como la agricultura industrial “viste” nuestros alimentos, hablamos de: pesticidas químicos, fertilizantes sintéticos, antibióticos y hormonas por ejemplo.

Sin embargo, los mismos autores del estudio encontraron razones de peso para apostar por los alimentos ecológicos:

"Si uno mira más allá de los efectos para la salud [nutricionales] , hay un montón de razones para comprar productos ecológicos en lugar de los convencionales", señaló Dena Bravata, autor principal del artículo comparando la nutrición de los alimentos ecológicos y no ecológicos.

Fuente: www.greenpeace.org

Conservas de pescado

El doctor Alberto López-Rocha ha destacado los valores nutritivos de las conservas de pescado ya que son alimentos que no contienen conservantes y poseen un alto valor nutricional.

Además, según ha recordado en una entrevista en el programa del doctor Bartolomé Beltrán Pons en Antena 3, llamado '¿Qué me pasa doctor?', el pescado es un elemento esencial dentro de cualquier dieta equilibrada y sana por su contenido en materia grasa, proteínas, vitaminas y minerales.

Por su parte, la directora general de 'Pescamar', Guadalupe Murillo, ha comentado que el 86 por ciento del volumen nacional de conservas de pescado se hace en Galicia y ha subrayado que la "alta calidad" de este tipo de productos en España se refleja en que es el "segundo productor mundial" de conservas y sus productos gozan de reconocimiento internacional, siendo la industria conservera gallega un referente en el sector.

Precisamente, recientemente, el FROM premió a Pescamar por fomentar el consumo de pescado en la dieta de los escolares. "Se distribuyeron 10.000 latas de atún con tomate en 45 colegios de Galicia y las Islas Canarias, aportando a los niños un alimento rico en omega 3, proteínas de alto poder biológico, multitud de vitaminas, y fuente de potasio, fósforo y magnesio. La esterilización de las conservas es fundamental, siendo estas productos de calidad, cómodos y listos para el consumo, que conservan todas las propiedades de los alimentos y son asequibles para todos los bolsillos", ha asegurado Murillo.

En este sentido, la directora ejecutiva de la AESAN, Ángela López de Sa, ha matizado que "la reglamentación existente es muy estricta, por lo que los estándares de calidad y seguridad son muy altos en España". En definitiva, ha proseguido, el proceso de la conserva no modifica las proteínas, los lípidos y los glúcidos de los alimentos, y que una lata de sardianas en aceite de 100 gramos aporta en torno a los 300 miligramos de calcio.

La directora ejecutiva de la AESAN indicó que el Gobierno del Partido Popular culminará la transformación de los organismos implicados en el área de la salud alimentaria fusionando la AESAN con el Instituto Nacional de Consumo. De esta manera, el nuevo organismo, que dispensará sus responsabilidades con el nuevo nombre de AECOSAN, dependerá de manera combinada y conjunta de la actual Secretaría General de Sanidad que dirige Pilar Farjas.

Este sector representa el tres por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) gallego, con un movimiento de más de 300.000 toneladas --el 86 por ciento de las conservas que se producen en España--, y con un valor de casi 1.200 millones de euros.

"Esta capacidad productiva es lo que le permite dar trabajo a casi 12.000 personas, en 65 empresas, de manera que genera el 6,5 por ciento del empleo industrial gallego. Unos empleos, además, que en su inmensa mayoría son fijos --el 70 por ciento-- y para mujeres --el 79 por ciento--", ha explicado el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez-Feijóo, durante la IV Conferencia Mundial de Conservas, ANFACO

Fuente: www.eleconomista.es