miércoles, 26 de septiembre de 2012

Aditivos,tenemos que saber lo que comemos

Los ingerimos todos los días casi sin darnos cuenta. Pero, para algunas voces discordantes, sus beneficios alimetarios no superan a sus riesgos para nuestra salud. ¿Merece la pena ponerlos bajo sospecha?
Hubo un tiempo en el que solo se consumían productos de temporada, en el que los alimentos llegaban a nuestra mesa con el color, el sabor y el olor original, y en el que sabíamos con exactitud de qué estaba hecho aquello que nos llevábamos a la boca. Hoy podemos comprar cerezas en noviembre, tomar yogures de colores o disponer de magdalenas que permanecen esponjosas durante semanas. Todo ello es posible por obra y gracia de unos ingredientes, los aditivos alimentarios, que nos hacen la vida más fácil y el paladar más caprichoso, pero que planteannumerosos interrogantes acerca de sus efectos sobre nuestra salud.

“Desde hace ya muchos años se ha visto que existe una relación entre los aditivos alimentarios y determinados problemas de salud –explica el neuropsiquiatra Javier Aizpiri–. No se trata solo del cáncer, sino de enfermedades metabólicas, alteraciones del sistema nervioso... Estamos desprotegidos, porque cuando comemos algo no sabemos con exactitud qué nos estamos metiendo en el cuerpo. A todo eso se suma que sus nombres viene muchas veces camuflado y hace falta ser un experto para discernir qué es lo que te puede hacer daño”.

Pero vayámonos a los orígenes. Para ello, pensemos en que un alimento natural no puede conservarse más que durante un periodo corto de tiempo. Esto lo sabían bien nuestros abuelos, quienes, para prolongar la vida de los alimentos, recurrían a procesos de conservación naturales, como el secado al humo, la sal, el vinagre o las conservas. Pero estos métodos se mostraron insuficientes una vez que se desarrollaron la industria alimenticia y las grandes superficies, que necesitaban disponer de enormes cantidades de alimentos almacenados.

Y no solo hacía falta otro tipo de conservantes, sino también encontrar el modo de que determinados víveresno perdieran el sabor o el color durante los meses que permanecían a la espera de ser consumidos. De ese modo, la industria química fue ideando antioxidantes, potenciadores del sabor, edulcorantes…y, progresivamente, sustancias que tuvieran colores más originales o sabores más intensos. Buscaban atraer a nuestros sentidos y fueron surgiendo más y más aditivos. El problema, según Azpiri, es que “en estos momentos somos una sociedad muy contaminada. Como resultado, han comenzado a aparecer enfermedades propias de la alteración química: problemas de tiroides, incremento de los cánceres, aumento del Parkinson, hiperactividad infantil...”.

Etiquetas confusas

Con él coincide plenamente la activista Corinne Gouguet, autora del libro “Peligro. Los aditivos alimentarios (Ed. Obelisco), quien se pregunta “cómo hemos llegado a comer sopas, purés o postres en sobre o a olvidarnos del sabor del agua. Lo que ocurre es que, como el consumidor piensa que cualquier ingrediente que puede ser perjudicial no estaría permitido por las autoridades sanitarias, tanto él como su familia cumplen su papel: consumir”.

Gouguet se acerca así al punto clave de la discusión: efectivamente, la industria alimentaria no puede utilizar cuantos aditivos alimentarios desee; su utilización está sujeta al Reglamento (CE) 1333/2008 del Parlamento Europeo, un reglamento que establece, entre otras cosas, que un aditivo solo puede autorizarse si su uso no induce a error al consumidor. Y este es un punto polémico porque nos lleva a la cuestión del etiquetado. De acuerdo con la AESAN, “los aditivos son ingredientes y, por ello, deben figurar en el etiquetado, bien por su nombre o por su número E. De esta manera, el etiquetado proporciona información al consumidor que le va a permitir elegir o evitar consumir alimentos que tengan determinados ingredientes”.Según esto, dado que aparecen en el etiquetado, cada uno de nosotros es libre de adquirir productos que los contengan o de abstenerse de consumirlos.

Pero el asunto, advierte el dr. Aizpiri, no es tan sencillo: “El que unos vengan con el número y otros con el nombre incita a la confusión: el consumidor no tiene los suficientes conocimientos de química como para interpretar qué es la metilcelulosa o el butilhidroxianisol y si pueden tener algún efecto nocivo sobre su salud”. Por otra parte, rara vez aparece en las etiquetas el porcentaje de cada aditivo empleado en el producto en cuestión, ya que se trata de un secreto de la más alta confidencialidad y permanece bien oculto al público. Además, a menudo la lista de ingredientes se imprime en caracteres minúsculos y en un color discreto que se confunde con el del propio embalaje. Y hay productos, como el glutamato monosódico o E621, que puede esconderse bajo 30 nombres distintos.

¿100% inocuos?

Más allá de la confusión, el tema se centra en su supuesta inocuidad. Desde la AESAN se indica que los controles para proteger nuestra salud son exhaustivos y que hay una vigilancia activa. Pero esto, señala el dr. Aizpiri, “no es suficiente: la autoridad sanitaria solo exige un mínimo de investigación y por un tiempo muy corto. Además, estos trabajos suelen referirse solo al cáncer. Por ejemplo, no hay ningún trabajo, que yo conozca, de la relación entre aditivos alimentarios e hiperactividad en los niños”. El principal problema, apunta, es el de la acumulación y el de la interacción con otras sustancias: “Normalmente se investiga su efecto aislado durante un breve periodo de tiempo, pero no su efecto acumulativo a lo largo de los años y en adición al resto de tóxicos con los que convivimos. No olvidemos que, cada día, recibimos dosis y más dosis de distintos venenos–desde la contaminación ambiental a los fenoles o ftalatos–, que interaccionan entre sí, se van sumando y pueden acabar enfermándonos”. No olvidemos que un niño puede consumir hasta 100 aditivos diferentes todos los días.

Para terminar, una reflexión, de la mano de Gouget: “En general, una dosis de cualquier producto que contenga aditivos no puede provocar ninguna enfermedad grave; es con el tiempo, al ingerir una dosis tras otra, cuando una acumulación progresiva podría resultar perjudicial para la salud. Pero tenemos la posibilidad de esforzarnos y consumir menos y mejor, o bien de optar por otros productos, ya que nada ni nadie nos obliga a tomar productos químicos. Hay que aprender a desconfiar”.

Cuidado con las listas falsas
Periódicamente aparecen listas de aditivos alimentarios en las que se exponen sus posibles efectos perjudiciales. Pero muchas veces dichas listas no están hechas con el rigor sufi ciente, de modo que mezclan aditivos inocuos con otros que no lo son tanto. En este sentido, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) precisa que “están avaladas por falsos profesionales o por hospitales inexistentes, tanto españoles como europeos”. Su falsedad puede comprobarse al chequear que el E-330 fi gura como“un peligroso cancerígeno”, cuando no es más que ácido cítrico. Y los números E-125 y E-225, si bien corresponden a aditivos, fueron prohibidos en su día y no están autorizados.

Aspartamo y glutamato, en la picota
Los contrarios a la utilización indiscriminada de aditivos centran sus críticas en el aspartamo y el glutamato. Respecto al aspartamo, el dr. Morando Soffritti, del Centro de Investigación del Cáncer Cesare Maltoni (Italia), ha realizado tres tipos de experimentos en ratones y ha observado “un incremento en el número de linfomas, leucemias y tumores”.En cuanto al glutamato monosódico, el neurocirujano Russell Blaylock, señala que este aditivo no solo daña el cerebro, también otros órganos, como el corazón. Según él, si estas sustancias se prohibieran, descendería la obesidad, las enfermedades neurodegenerativas y la hiperactividad.       

Fuente: www.laverdad.es

viernes, 21 de septiembre de 2012

La UE prohibe cultivos con transgénicos pero los importa

El cultivo de organismos genéticamente modificados (OGM) en la Unión Europea es muy limitado, pero el bloque importa varios cereales transgénicos para la alimentación animal y autoriza varios OGM más como ingredientes o aditivos para preparar alimentos humanos.

Actualmente sólo se autoriza en la UE el cultivo de dos OGM: el maíz 810 de la empresa estadounidense Monsanto y la patata Amflora desarrollada por la firma alemana BASF. Algunos países, como Francia, Hungría, Luxemburgo, Grecia y Austria, han prohibido el cultivo de MON 810 en su territorio por cláusulas de salvaguardia.

En la práctica, sólo se cultiva el MON 810, en particular en España (80% de las superficies cultivadas), pero también en Portugal, República Checa o Eslovaquia. La superficie de estos cultivos es de 94.800 hectáreas. Se trata de un maíz para alimentación animal. BASF renunció al cultivo de la patata Amflora en la UE.

La UE autoriza en total 46 transgénicos, 44 de ellos para su comercialización, tras haber sido importados. Hay 26 variedades de maíz, ocho de algodón, siete de soja, tres de colza, una de papa y otra de remolacha.

Estos transgénicos importados se usan para alimentación animal y para fabricar alimentos para el hombre. Se trata, por ejemplo, de harina o sémola de maíz, aceite de soja o de colza. Estos ingredientes se pueden encontrar potencialmente en cereales para desayuno, galletitas de aperitivo, pan rallado, platos preparados, salsas, fiambres, cremas de postre, sopas, pasteles, etc. También provienen del maíz y la soja muchos aditivos alimentarios, como almidón oxidado (E1404), fosfatos de almidón (E1410, E1412 a E1414), sorbitol (E420), lecitina de soja (E322) o aceite de soja oxidado (E479b).

Según publicó Ámbito Financiero, cuando estos productos contienen más del 0,9% de transgénicos, la reglamentación de la UE impone que se señale la presencia de OGM en una etiqueta

Fuente: www.infocampo.com

jueves, 20 de septiembre de 2012

Conservantes cancerígenos

A continuación veremos la lista de algunos aditivos que pueden llegar a ser cancerígenas para nuestro organismo: Nitrito Sodio, Bromato de potasio, BHA y BHT, Propilgalato, Glutamato monosódico, Grasas trans, Aspartamo, Acesulfamato K, Colorantes de alimentos: Azul 1, 2; Rojo 3; Verde 3; Amarillo 6, Olestra, Azúcar blanca, Cloruro de sodio.

Nitrito de sodio

Utilizado para conservar productos base como la carne, con ella realzas el color y el sabor de esta. Se agrega habitualmente al tocino, jamón, fiambre de cerdo, pescado ahumado y carne en conserva para como hemos dicho antes, potenciar el color y el sabor. Este aditivo o conservante impide que las bacterias se desarrollen, pero varias investigaciones han relacionado su consumo con la aparición de algún tipo de cáncer.

Bromato de potasio

Es poco común, aunque sigue siendo legal en EEUU y lo utilizan como un aditivo para ganar volumen en harina blanca, panes y panecillos. Este bromato es causa de cáncer en animales, siendo incluso en pequeñas cantidades en el pan puede significar un riesgo para las personas.

BHA y BHT

Butilato hidroxianisole (BHA) y butilato hidroxitouleno (BHT) debemos tener mucha precaución. Son antioxidantes usados para conservar los alimentos de consumo habitual en el hogar, con el objetivo de impedir su oxidación. Estos se encuentran en cereales, chicles, patatas fritas y aceites vegetales. Además evitan que los aceites se vuelvan rancios. La posibilidad de que sean cancerígenos es muy preocupante. El Butilato hidroxianisole (BHA) y el butilato hidroxitouleno (BHT) cambia durante este proceso y puede formar un compuesto que reacciona en nuestro cuerpo. Especialistas remarcan que los aditivos no se crean para provocar el cáncer, aunque a algunos individuos, puede existir cierto riesgo.

Propilgalato

Es un conservante que se tiene que evitar. Utilizamos este para impedir que las grasas y aceites se estropeen. Se puede encontrar en los productos cárnicos, base de sopa de pollo o chicles. Aunque no se ha probado que sea cancerígeno, estuios han demostrados que podría haber una relación directa entre su uso y el cáncer en animales.

Glutamato monosódico

Es un aminoácido que se usa para realzar el sabor de las sopas, aderezar la ensalada, patatas fritas, y además alimentos congelados y comida de restaurantes. Básicamente se puede relacionar con la comida asiática y sus saborizantes. Este puede ocasionar dolores de cabezas, náuseas y en estudios realizados con animales, se vinculan con un daño neuronal en el cerebro de crías de ratones.

Grasas Trans

Integran una lista de aditivos peligrosos, ya que consumirlas en exceso puede traer problemas de corazón. Se comprobó que el consumo de estas grasas provocan enfermedades del corazón y crean condiciones ideales para el derrame cerebral, infarto de miocardio, insuficiencia renal… Con este tipo de grasas, en todos los productos, vienen en la etiqueta todas las grasas que se van a tomar.

Asparmato

Conocido por las marcas Nutrasweet y Equal, un aditivo que se encuentra en los alimentos dietéticos, además de como postres, gelatinas, mezclas como edulzurantes… .Las conclusiones presentadas por la FDA, la OMS, la ADA y la FAO revelaron que el aditivo no es peligroso

Acesulfamato K

Edulcorante artificial más nuevo que los anteriores, aprobado por la FDA en 1998 y su uso esta en los refrescos. También se puede encontrar en alimentos horneados, postres de gelatina y gomas de mascar. Aunque algunos estudios demostraron que el acesulfamato K puede causar cáncer en ratas, su inclusión en esta lista se debe a que es preciso realizar más estudios para determinar si es peligroso o no.

Colorantes en alimentos: Azul 1 y 2, Rojo 3, Verde 3 y Amarillo 6

Todavía quedan en el mercado cinco colorantes que están ligados al cáncer viendo las pruebas en animales. Por ejemplo, los azules 1 y 2 –hallados en bebidas, golosinas, productos horneados y alimento de mascotas, el rojo 3 –empleado para teñir cerezas, cóctel de frutas, caramelos y productos horneados. Al color verde 3, que se agrega a caramelos y bebidas. Si bien se usa muy poco, se lo ha vinculado al cáncer de vejiga. productos horneados y caramelos. El color amarillo 6, agregado a bebidas, salchichas, gelatinas, productos horneados y caramelos, con tumores en la glándula suprarrenal y riñones.

Olestra

Esta es una grasa sintética conocida como Olean y hallada en algunas marcas de patatas. Puede provocar diarrea fuerte, retortijones y flatulencia. Además, el hecho de que Olestra inhibe la absorción de vitaminas saludables provenientes de carotenoides liposolubles que se encuentran en frutas y vegetales y que, según se cree, reducen el riesgo de cáncer y problemas cardíacos.

Azúcar Blanca

Frutas y zanahorias tiene azúcar de manera natural, pero el problema viene cuando esta en el producto el azúcar añadido. Cereales, galletas, incluso salsas y muchos otros alimentos procesados. Demasiado azúcar no solo causa problemas con el peso, la dentadura y el nivel de azúcar en sangre en los diabéticos, también impide una buena nutrición.

Cloruro de Sodio

La sal es otro aditivo oculto que puede afectar la salud. Puede resultar peligrsa para la salud y generar trastornos cardiovasculares que causen presión alta, infarto de miocardio, derrame cerebral e insuficiencia renal.
 
Fuente: www.viviendosanos.com
 

jueves, 13 de septiembre de 2012

Los productos ecológicos, más sanos que los convencionales


¿Más seguros y más sanos, pero qué pasa con los tóxicos? ¿Por qué no se pregunta al revés?
¿Los alimentos de cultivos producidos con grandes dosis de sustancias químicas son peores para los humanos y el Planeta que los producidos de forma ecológica?

Una manzana es una manzana, y afortunadamente la forma cómo se cultiva no transforma su interior, es decir su composición nutricional y molecular. Sin embargo, en la producción convencional, a la manzana se la “viste” de un cóctel de sustancias químicas muy usado en la agricultura intensiva.

Un nuevo estudio que ha circulado mucho en los medios ha concluido que los alimentos convencionales tienen un 30% más de residuos de pesticidas que los alimentos ecológicos (1). Pero llega la parte interesante: como el “interior” es similar nutricionalmente, los titulares de los medios han sido que los alimentos ecológicos no son mejores que los convencionales. ¡Un momento, por favor!

Piensa en una fresa. Una fresa ecológica comparada con una convencional es mejor para el agricultor que la cultiva sin pesticidas tóxicos, mejor para las abejas que no se alimentan de polen contaminado, mejor para el vecindario que no se exponen a los pesticidas y a otras sustancias químicas, y por supuesto mejor para las personas que la consumen y que pueden estar seguras de que esa fresa ha crecido sin pesticidas ni fertilizantes químicos.

¿Pero es esta fresa mejor nutricionalmente?
Como muestra un prestigioso estudio , las fresas ecológicas tienen un contenido más alto en vitamina C (2), además son más dulces y más sabrosas.
Nuestra salud no se reduce, afortunadamente, a unos cuantos nutrientes en la comida, es mucho más que eso. Y digo “afortunadamente” porque también es un placer saber de dónde proceden nuestros alimentos. Las fincas ecológicas contaminan menos, son mejores para el medioambiente y mejores para los agricultores y las comunidades rurales. También supone un placer probar una diversidad de colores y olores, con frecuencia mucho más intensos en mercados locales con productos de fincas ecológicas.

También diría que la salud humana desafortunadamente no se reduce sólo a unos “nutrientes” porque la salud también tiene que ver con la forma como la agricultura industrial “viste” nuestros alimentos, hablamos de: pesticidas químicos, fertilizantes sintéticos, antibióticos y hormonas por ejemplo.

Sin embargo, los mismos autores del estudio encontraron razones de peso para apostar por los alimentos ecológicos:

"Si uno mira más allá de los efectos para la salud [nutricionales] , hay un montón de razones para comprar productos ecológicos en lugar de los convencionales", señaló Dena Bravata, autor principal del artículo comparando la nutrición de los alimentos ecológicos y no ecológicos.

Fuente: www.greenpeace.org

Conservas de pescado

El doctor Alberto López-Rocha ha destacado los valores nutritivos de las conservas de pescado ya que son alimentos que no contienen conservantes y poseen un alto valor nutricional.

Además, según ha recordado en una entrevista en el programa del doctor Bartolomé Beltrán Pons en Antena 3, llamado '¿Qué me pasa doctor?', el pescado es un elemento esencial dentro de cualquier dieta equilibrada y sana por su contenido en materia grasa, proteínas, vitaminas y minerales.

Por su parte, la directora general de 'Pescamar', Guadalupe Murillo, ha comentado que el 86 por ciento del volumen nacional de conservas de pescado se hace en Galicia y ha subrayado que la "alta calidad" de este tipo de productos en España se refleja en que es el "segundo productor mundial" de conservas y sus productos gozan de reconocimiento internacional, siendo la industria conservera gallega un referente en el sector.

Precisamente, recientemente, el FROM premió a Pescamar por fomentar el consumo de pescado en la dieta de los escolares. "Se distribuyeron 10.000 latas de atún con tomate en 45 colegios de Galicia y las Islas Canarias, aportando a los niños un alimento rico en omega 3, proteínas de alto poder biológico, multitud de vitaminas, y fuente de potasio, fósforo y magnesio. La esterilización de las conservas es fundamental, siendo estas productos de calidad, cómodos y listos para el consumo, que conservan todas las propiedades de los alimentos y son asequibles para todos los bolsillos", ha asegurado Murillo.

En este sentido, la directora ejecutiva de la AESAN, Ángela López de Sa, ha matizado que "la reglamentación existente es muy estricta, por lo que los estándares de calidad y seguridad son muy altos en España". En definitiva, ha proseguido, el proceso de la conserva no modifica las proteínas, los lípidos y los glúcidos de los alimentos, y que una lata de sardianas en aceite de 100 gramos aporta en torno a los 300 miligramos de calcio.

La directora ejecutiva de la AESAN indicó que el Gobierno del Partido Popular culminará la transformación de los organismos implicados en el área de la salud alimentaria fusionando la AESAN con el Instituto Nacional de Consumo. De esta manera, el nuevo organismo, que dispensará sus responsabilidades con el nuevo nombre de AECOSAN, dependerá de manera combinada y conjunta de la actual Secretaría General de Sanidad que dirige Pilar Farjas.

Este sector representa el tres por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) gallego, con un movimiento de más de 300.000 toneladas --el 86 por ciento de las conservas que se producen en España--, y con un valor de casi 1.200 millones de euros.

"Esta capacidad productiva es lo que le permite dar trabajo a casi 12.000 personas, en 65 empresas, de manera que genera el 6,5 por ciento del empleo industrial gallego. Unos empleos, además, que en su inmensa mayoría son fijos --el 70 por ciento-- y para mujeres --el 79 por ciento--", ha explicado el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez-Feijóo, durante la IV Conferencia Mundial de Conservas, ANFACO

Fuente: www.eleconomista.es

domingo, 9 de septiembre de 2012

Bebidas gaseosas, un veneno para los niños

Son ricas. Vienen en distintos sabores. Le gustan mucho a los grandes y a la mayoría de los chicos les encanta. Más de una vez se ha escuchado decir que las gaseosas hacen mal al organismo, pero como su sabor, color y aroma cautiva a miles poco se dice en contra de ellas.

La médica especialista en nutrición Claudia Durán le dijo a INFOnews que “no existe ningún aporte nutricional en estas bebidas ya que tienen colorantes, conservantes y aditivos que las hacen sabrosas pero peligrosas a largo plazo”.
Los especialistas coinciden que los efectos dañinos ocurren cuando consumir bebidas se hace un hábito y los niños se acostumbran rápidamente.
“Para evitar estos malos hábitos lo mejor es acostumbrar a nuestros hijos a tomar agua desde pequeños. Es lo más saludable que existe”, explicó la nutricionista Durán.
“Está comprobado científicamente que este tipo de bebidas provocan hiperactividad”, sostuvo Durán. Esto se debe al efecto que produce la cafeína que contienen las gaseosas cola por ejemplo. La hiperactividad se puede manifestar como excitación psicomotríz o por presentar dificultad para conciliar el sueño. “Son un veneno, tanto para niños como para adultos”, afirmó la especialista.
Por ser el azúcar su principal componente perjudica directamente y contribuye para que niños y adultos engorden. El consumo de 500ml por día puede tener efectos como ocasionar un desequilibrio en la dieta, lo que puede producir el deterioro en la calidad de la alimentación del niño.
Además este tipo de bebidas, en general, tienen un gran componente ácido, que es dañino para los dientes. En la placa dental se encuentra una bacteria que desdobla los azúcares contenidos en las gaseosas, produciendo ácido láctico, el cual disuelve a los 10 minutos luego de su consumo el esmalte dental, provocando caries.
No hay dudas de que el agua es la mejor alternativa tanto para grandes como para niños. Y acostumbrarnos a ella es sinónimo de salud.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Relación entre colorantes alimenticios e hiperactividad

Un ensayo clínico aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo y publicidad en TheLancet, ha aportado pruebas adicionales de que los colorantes y aditivos alimentarios artificiales (AFCAs, artificial food color and additives) en la dieta producen hiperactividad en los niños.
Los 153 niños de 3 años y 144 niños de 8-9 años incluidos en este estudio consumieron una bebida mixta como placebo o una bebida de prueba que contenía el conservante benzoato de sódico además de una de dos mezclas de CAA (A o B).
 
Para valorar el grado de hiperactividad en ambos grupos de edad los investigadores usaron puntuaciones z agregadas de las conductas observadas y las valoraciones realizadas por padres y maestros. Además los niños de 8-9 años realizaron una prueba de atención computarizada.
 
En comparación con el placebo la mezcla A mostró unos efectos adversos significativos. Por ejemplo, los niños de 3 años, mientras que la mezcla B no. En los niños de 8-9 años se encontraron efectos adversos significativos con ambas mezclas.
 
Los investigadores llegaron a la conclusión de que los colorantes alimentarios artificiales, el conservante benzoato sódico o ambos en la dieta determinaban un aumento de la hiperactividad en niños de 3 y 8-9 años en la población en general.
 

Los alimentos orgánicos fortalecen el ecosistema

Los alimentos orgánicos se asumen mejores porque son más sanos, no contienen pesticidas ni insecticidas o porque son de mejor calidad. Para muchas personas estos atributos son suficiente motivo para estar dispuestos a pagar mayores precios en relación a los alimentos convencionales.
De acuerdo a la definición de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) un alimento orgánico es mucho más que eso: “orgánico” se refiere al proceso de producción más bien que al producto en sí mismo.

La agricultura orgánica es el método agrícola en el que no se utiliza fertilizantes ni plaguicidas sintéticos, es un sistema holístico de ordenación de la producción que promueve y mejora la salud del agro sistema, con inclusión de la biodiversidad, los ciclos biológicos y la actividad biológica del suelo.

Es decir, además de la ventaja de omitir plaguicidas sintéticos, está orientado al cuidado del medioambiente invirtiendo en un cultivo paralelo que fortalece el ecosistema y que es capaz de controlar plagas por competencia natural.

Sólo el etiquetado puede permitirnos reconocer un alimento orgánico, aunque suelen verse más perfectos. Es posible encontrar en la etiqueta algunos términos como “ecológico”, "biológico", "orgánico", “bio”, “eco” entre otros. Para poder incluir estos términos en el producto, este debe obligatoriamente contar con certificación.

Hay que reconocer que un cultivo libre de sintéticos nos ofrece un alimento más natural pero no necesariamente más nutritivo. Se han realizado múltiples investigaciones para identificar si los alimentos orgánicos son más nutritivos que los convencionales. De momento sólo se puede afirmar que tienen más sustancias antioxidantes (algunos estudios afirman 25%) como la vitamina C, más no un mayor valor nutricional.

Fuente: www.rpp.com